Monday, October 03, 2011

Con fe...

En el óvalo Gutierrez hay tres librerías. Siempre ha habido tres librerías, solo que ahora -"ahora" en tanto que recién me he dado cuenta de ello- Ibero Librerías está reemplazando al Fondo de Cultura Económica.

Fue en esta última donde compré un libro sobre la CIA ("Las torturas mentales de la CIA") y fue en este libro donde aprendí el significado de la palabra "lobotomía", lo cual me evitó buscar la palabra en el diccionario cuando mi jefe lo mencionó en su correo de respuesta a mi pedido de salir más temprano debido a una cita con el doctor. En todo caso, me alegró ver a Ibero al costado de Época. Pero eso fue despúes de salir de Crisol.

Crisol del óvalo Gutierrez está siendo remodelado; y el fastidio por las cajas de cartón y el desorden aumenta por el calor que se siente en sus ambientes. Sin embargo, encontré libros muy buenos: uno de Saramago, uno sobre el cine y Horacio Quiroga, uno de gramática del inglés y uno de la editorial Anagrama. Ya me había olvidado del libro de Yoani Sánchez, y verlo en Crisol hizo que hoy revisara su blog (ojo, que es punto y no coma).

Pero el calor y el desorden eran tal que no insistí en quedarme un rato más. Tampoco es que hubiera un lugar para leer. Ya afuera noté a Ibero (yo tenía intenciones de ir a Laritza). No es que sea fan de Ibero -de hecho, creo no tener una librería preferida-, pero he de admitir la gran alegría de verlo tan cerca. No intenté siquiera entrar a Época. No sé si sea el logo pero a pesar de su grandeza no me llama la intención entrar a esa librería. Creo que de hecho entré una vez, y es precisamente la grandeza del edificio lo que me intimida: tan grande y con tantos libros me marea; incluso, siento náuseas. Es la misma sensanción que se genera cuando estoy frente al stand de libros en los supermercados. Entonces, tal vez no sea la grandeza; tal vez sea el amarillo de su logo.

En fin, entré a Ibero y me gustó ver la "mesa" para leer. Pero no me imagino leyendo en una librería peruana; salvo en el local de El Virrey en Miraflores -y esto se debe a los espacios amplios que tiene, aunque sólo haya ido una vez a esa librería. En todo caso, permanecí poco tiempo en Ibero. El local era demasiado angosto y no podía contemplar los libros con tranquilidad. Tal vez porque debía estar parada, tal vez porque casi todo estaba en repisas y no podías ver las carátulas, sino solo los títulos. No sé. Un sofá o un sillón no hubiera caido mal. Es más, sería perfecto. Un sofá por si no vienes solo, un sillón para que estés lo suficientemente cómodo; para que te sientes a ver, para que te enamores del libro y lo compres. Porque estoy segura de que es un enamoramiento, los pasos previos a la compra de un libro.

Pero bueno, a pesar del calor, del fastidio y de la incomodidad, me alegró mucho ver a Ibero en el óvalo Gutierrez, sumándose a la presencia de Crisol y Época. Porque da la impresión de que la oferta literaria está creciendo; de que las librerías tienen futuro en Lima, a pesar de la piratería. No importa si es solo una moda absurda, me basta con ver más librerías (incluso si suplen unas a las otras, porque eso muestra que es un mercado dinámico).

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